Uruguay está envuelto hoy en
una discusión que le hace bien al país porque somete a la consideración pública
un tema muy complejo que no ha sido aún analizado a fondo y es necesario
hacerlo con mesura, sensatez y responsabilidad: la legalización de la venta de
la marihuana bajo control estatal.
Estos brutales márgenes de utilidad son la clave para entender con cuántos recursos cuentan los narcotraficantes para corromper autoridades y disputar el control –municipio por municipio– de cualquier estado débil.
Me atrevo a dar una opinión
desde muy lejos porque me sigo considerando ciudadano uruguayo (aunque “de
segunda” por no tener derecho a votar desde el extranjero) y porque tengo
también la ciudadanía de un país como México que hoy vive una situación trágica
por ser territorio en disputa por los cárteles de la droga.
En primer lugar una
precisión importantísima: se trata de la legalización de la venta de
marihuana y no de su consumo que en Uruguay es legal. Hecha esta aclaración
creo que para discutir el tema en cuestión deberían verterse las opiniones sin
preconceptos, sin poner oídos sordos a las opiniones contrarias entre quienes
defienden la legalización de la venta de la marihuana y quienes están en
contra, es decir, deberíamos todos hacer un análisis lo más amplio posible que
considere todos los aspectos que rodean a la venta legal de esta droga: los de
salud, los sociales, los políticos y los de seguridad ciudadana.
He leído y escuchado con
atención al Dr. Edgardo Buscaglia[1] que permanentemente
advierte a México que la violencia no tendrá fin en este país hasta que se “ciudadjuarice” todo el país y sus consecuencias
afecten hasta las propias familias de los empresarios y gobernantes que hoy
tienen –mucho de ellos– nexos y negocios con los narcotraficantes. Al respecto
recomiendo el video de una conferencia de Buscaglia en México (www.youtube.com/watch?v=Mg20OkOA8Nc) que
es tremendamente aleccionador para entender quienes están detrás de estas
poderosas mafias del tráfico de drogas y de 22 delitos más (tráfico de
personas, lavado de dinero, secuestros, asaltos y robos a transporte de
mercaderías, contrabando, piratería y extorsión, entre otros).
¿Qué hace atractivo que
autoridades, empresarios y bancos se corrompan y resguarden estos negocios que
tanto dañan a un país? Es el increíble margen de utilidad que deja un kilo de
marihuana producida en México (pongamos a Michoacán, por ejemplo) donde se le
paga al productor alrededor de 22 dólares por kilo de la hierba prensada y se
la vende entre 9,000 y 12,000 dólares del lado estadounidense de la frontera.
El gasto de transportación y “aseguramiento” para que la droga llegue intacta a
la frontera de Tamaulipas es de 650 dólares por cada kilo , así que sumemos el
costo del producto y las “mordidas” por el paso seguro a través de varios
estados y veremos cómo menos de 700 dólares se transforman en 10,000 pocos
kilómetros más adelante. [2]
Estos brutales márgenes de utilidad son la clave para entender con cuántos recursos cuentan los narcotraficantes para corromper autoridades y disputar el control –municipio por municipio– de cualquier estado débil.
Otro factor a tener en
cuenta es la enorme facilidad que tienen los cárteles en reclutar gente para
las tareas más sucias y peligrosas. Basta ver una película colombiana (“Sin
tetas no hay paraíso” del cineasta Gustavo Bolívar) y comprenderemos por qué
tantos jóvenes sin empleo se integran sin dudarlo a trabajar para las mafias.
Usé la palabra “trabajar” porque así lo sienten las muchachas y muchachos
marginados que no dudan vivir pocos años (entre 30 y 40 por los altos riesgos
que corren) pero accediendo a las atractivas vitrinas del consumo de mercancías,
en lugar de una larga pero austera vida de trabajo legal sin los bienes soñados.
El Dr. Buscaglia advierte
sobre la “paradoja de la represión” que lleva adelante el gobierno mexicano según
la cual, a mayor endurecimiento contra la delincuencia, los criminales aportan
más dinero para corromper policías. Buscaglia precisa: "Las
organizaciones criminales son empresas, estamos ante empresas; uno no cierra un
banco matando o deteniendo a los cajeros ni a los gerentes, uno cierra un banco
quitándole los activos, las cuentas bancarias, los edificios…”
Por ahora el gobierno mexicano mata o detiene cajeros…
Por ahora el gobierno mexicano mata o detiene cajeros…
Este panorama introductorio
de lo que pasa en México era, años atrás, algo totalmente ajeno a los
ciudadanos uruguayos, pero ya hay señales en el paisito que se cabalga sin
detenerse a situaciones de violencia e inseguridad desconocidas. Queda claro
que Uruguay no es un territorio de tránsito de drogas para la sociedad de mayor
consumo de estupefacientes como lo es la norteamericana, pero asistimos cada
día al avance de estas organizaciones y sus allegados que trafican, hacen
“ajustes de cuenta”, copan grandes comercios, efectúan secuestros exprés y
varios etcéteras más. No podemos desdeñar el avance del desprecio por la vida y
la pérdida de la sensatez que mina a los jóvenes de la sociedad que han ido
perdiendo valores morales producto de la violencia que nos invade
permanentemente por la televisión y los videojuegos alentados por otra mafia:
la industria armamentista y su promotora Asociación Nacional del Rifle (National
Rifle Association), el lobby más poderoso de venta de armamento que haya
defendido el uso masivo de armas en EEUU. Paradójicamente, los estadounidenses
dicen luchar contra los cárteles pero les venden armas muy poderosas para que
controlen México…
Es curioso, pero EEUU, el país
de mayor consumo de drogas, el más violento y uno de los más corruptos (corrupción
confirmada al distribuirse diaria y puntualmente toneladas de drogas en todo el
país del norte, incluido Alaska) es el más ajeno a considerar la legalización
de la venta de cualquier estupefaciente.
Más allá del problema del
consumo de marihuana –insisto hoy legal en Uruguay– y el problema de salud
pública que implica, es claro que la distribución y venta de este psicotrópico
en manos de traficantes sin escrúpulos ha sumido a las autoridades de los
distintos países de América Latina en un enfrentamiento sin posibilidades de
éxito y donde la espiral de violencia crece todos los días.
La propuesta del gobierno
uruguayo de producir y comercializar controladamente la marihuana apunta a
quitar de raíz el negocio tan lucrativo de las manos de las mafias que operan
exitosamente gracias al gran poder económico que tienen, no apunta a matar al
cajero y esto parecería muy positivo o por lo menos novedoso ya que no insistiría
en lo que hasta ahora ha demostrado no funcionar: la represión.
También he escuchado con
mucha atención a un opositor a la propuesta del gobierno uruguayo, al Dr.
Guillermo Castro Quintela, Jefe del Departamento de Psiquiatría del Hospital
Británico en Uruguay que fue entrevistado por la televisión de ese país (http://74.204.167.231/codigopais/noticia/35382_%5CLa-marihuana-es-una-droga-dura%5C/)
donde con detalle explicó los alcances médicos que tiene el consumo de esta
hierba. Me llamó la atención que el
doctor siempre se refirió a la “legalización de la marihuana” y no a la
legalización de la venta de la cannabis,
pero debo suponer que se refiere al segundo aspecto. Apretadamente hago
un resumen de sus respuestas que usted, amigo lector, podrá ver y escuchar en
forma completa:
- Advierte que al legalizarse habrá consumidores nuevos.
- Su consumo produce esquizofrenia.
- Produce depresión mayor.
- La experiencia de la legalización en el mundo no ha sido exitosa.
- Se consume la marihuana para combatir la ansiedad, a diferencia de la pasta base (droga barata sintetizada con cocaína) que es para excitarse.
- La marihuana se consigue en cualquier lado (los muchachos que cuidan autos la venden, “de buena y mala calidad”), todo el mundo lo sabe.
Además de hacer varias
precisiones sobre otras drogas y sus efectos y perjuicios el Dr. Castro
Quintela aporta información –con base en revistas médicas indexadas– que muchas
veces los consumidores de marihuana pretenden descalificar alegando que no hay
comprobación científica de estos daños.
Creo que nadie con sensatez
podría objetar nada de lo que dice este calificado psiquiatra sobre los efectos
del consumo de la marihuana y que ésta nunca podrá sustituir el consumo de la
pasta base que tanto daño ocasiona a muchos jóvenes uruguayos. Sin embargo el
tema en cuestión no es ese; el tema es la producción y venta controlada de la
marihuana para quitarles poder económico a las mafias y bajar,
consecuentemente, la violencia en el país. He leído que algún funcionario del
gobierno uruguayo se ha referido a que la legalización de su venta podría
disminuir el consumo de pasta base, situación que el Dr. Castro Quintela
descalifica en la entrevista con sólidos argumentos que demuestran los
distintos efectos buscados en una y otra droga.
El problema de salud pública
del consumo de la marihuana y otras drogas es el que habría que atacar con
mayores energías que las que se han puesto en defender la legalización de la
venta de la cannabis. En el caso mexicano llama poderosamente la atención la
falta de campañas gubernamentales bien pensadas y montadas en todos los medios
disponibles, así como el tratamiento de este tema como materia obligatoria en
los programas de estudios en la educación primaria, secundaria y media superior
y superior en torno al daño irreparable que se ocasiona el joven al consumir
tabaco, alcohol o drogas. En los últimos tres años hemos asistido –hasta la
saciedad– a campañas políticas en la TV, radio y prensa escrita que cuestan
verdaderas fortunas al erario público y nunca hemos visto una sola campaña
contra el uso de drogas. Prácticamente el gobierno mexicano no toca el tema, no
da resultados de encuestas sobre el tema, no hay entrevistas sobre las
adicciones, no existen publicaciones oficiales masivas, ni espectaculares en
las avenidas condenando su consumo, tampoco se utilizan los tiempos oficiales
en medios electrónicos para combatir con toda energía este flagelo. Se
involucran sin embargo –y está bien– a los deportes y deportistas más populares
en campañas muy ruidosas y vistas contra el cáncer de mama o el cervicouterino,
contra las gripes estacionales, contra la obesidad, contra el VIH, pero nada
contra las drogas. ¿Por qué? ¡Vaya uno a saber!
Desconozco la situación
uruguaya sobre verdaderas campañas antidrogas con los niños y jóvenes porque
vivo muy lejos del paisito, pero cuando eventualmente lo visito no ha visto
nada. Acepto que voy generalmente en períodos vacacionales de diciembre o enero
y quizá no sea el mejor momento para ver campañas intensas contra el consumo de
estupefacientes, pero tengo la firme sospecha de que son más intensas las
campañas contra la gripe, el dengue o el uso de tabaco que contra las drogas.
La existencia, la
insistencia y la creatividad de este tipo de campañas y su involucramiento en
escuelas de todos los niveles serían la verdadera clave en la lucha contra las
drogas, su tráfico y las mafias.
Deberíamos gastar más
energía reclamando a los gobiernos de todos los niveles el uso de intensas
campañas contra el consumo de drogas que contra la legalización de la venta
controlada de la marihuana que es una medida concreta para desarmar
económicamente a las bandas de narcotraficantes y que nadie podrá argumentar
que no han dado resultados porque en los países (muy pocos) donde se han
implementado no están acosados por las mafias como lo están en nuestra América
Latina. El propio Dr. Castro Quintela, que se opone a la comercialización legal
de la marihuana, reconoce que en cualquier lado se consigue (“… de buena y mala
calidad…”) a través de los jóvenes que cuidan los coches estacionados en
Montevideo. Ante esta situación es mejor que el gobierno produzca y controle su
venta y así tendrá un padrón de adictos (real y no supuesto ni estimado que
permitirá tomar medidas con conocimiento de causa) y ante el posible
crecimiento inicial de consumidores anteponer una amplia, integral, multifacética
e implacable campaña contra el uso de cualquier droga.
Finalmente, es
importantísimo agregar que junto a este tipo de campaña antidroga habría que
instrumentar también campañas por el valor de la vida, la convivencia en paz
(incluido el tema del acoso escolar), la no violencia familiar, la serenidad y
la sensatez de la sociedad que, claramente influenciada por la violencia
contenida en cualquier tipo de programa televisivo sin restricciones de
horario, se desborda en acciones descontroladas e injustificables.
[1]
Abogado argentino, doctor en
Derecho y Economía, cuenta con un postdoctorado en Jurisprudencia y Política
Social por las Universidades de Illinois y de Berkeley. Es Senior Law and
Economics Scholar de la Universidad de Columbia (Nueva York). Desde 2001 es
asesor de la Naciones Unidas, organización para la que ha trabajado en calidad
de Jefe de Misiones y de director y experto en materia de reforma judicial en
países como Afganistán, Jordania, Pakistán, Nigeria y Colombia.
[2]
Ver el interesante artículo “La república marihuanera”, ganador del Premio Internacional de Periodismo Rey de
España 2011 que se puede descargar en http://www.m-x.com.mx/2011-08-07/republica-marihuanera-2/
1 comentario:
Hola Cedar
Coincido plenamente contigo respecto a que las actuales campañas contra el consumo de drogas en nuestro país son insuficientes. Reconozco que el sector salud se ha visto torpe ante esta oportunidad de atender un problema de salud pública tan importante.
Respecto al proceder de Uruguay frente a este problema con una eventual regulación de la comercialización del Cannabis, considero que en México el contexto que vivimos no generaría las posibles ventajas que espera Uruguay, al adoptar esas medidas.
¿De qué servirá despenalizar la venta y/o posesión en México si gran parte de la producción de Cannabis se exporta a Estados Unidos y en alguna medida a Canadá? El principal problema de México respecto a esta droga es el tráfico hacia los países del norte y no el mercado local.
Estados Unidos es el principal país de destino del Cannabis, la droga más producida en México y la más traficada en el mundo, entonces, ¿Qué efectos tendrá legalizar la venta y/o posesión en nuestro país si Estados Unidos mantiene una política prohibicionista?
Si bien es cierto que existe una tendencia a regular el uso medicinal del Cannabis en varios estados del país del norte, el tráfico de Cannabis hacia Estados Unidos seguirá ocasionando problemas de seguridad en la frontera de nuestro país de no ser que el país del norte adopte una política tolerante hacia el consumo, la venta, transporte y posesión de la marihuana.
Es obligado preguntarse ¿Cuál es el verdadero problema con las drogas en nuestro país? ¿Es verdaderamente un problema de salud o más bien un problema de seguridad pública? Creo que es un problema de salud pública, pero no por que mueran los consumidores por utilizar esta droga, sino por los homicidios relacionados con el combate al tráfico. No obstante que su consumo provoca un deterioro físico y mental demostrado. Por lo pronto corresponde al sector salud de nuestro país adoptar una posición más responsable frente a los posibles consumidores y los ya consumidores, mediante campañas que informen e impacten sustancialmente en ellos.
Saludos
Leonardo
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