La corrupción del capitalismo
salvaje (neoliberalismo, para usar un término que oculta su verdadero fin)
durante 36 años en México ha llevado a que hoy sea imposible leer la prensa
mexicana.
Por un lado, los grandes medios,
periodistas e intelectuales mercenarios (El Universal, Reforma, Televisa, TV
Azteca, El Financiero, Radio Fórmula, López Dóriga, Ciro Gómez Leiva, Loret de
Mola, Enrique Krauze, Héctor Aguilar Camín, entre otros) que lucraron con la corrupción
hoy están que trinan por volver a los viejos tiempos del chayote y la
publicidad oficial. Por el otro, los medios de “izquierda” (La Jornada, Revista
Proceso y alguno más) que esperaban verse beneficiados por el nuevo gobierno de
López Obrador y ser ellos ahora los comprados y beneficiados por la publicidad
oficial –pero no se les hizo–, se volvieron cuasi opositores para ver si los
callan con dinero.
Lamentablemente debe saberse que
la Revista Proceso está sumida en un giro político de 180 grados al desaparecer
su director y fundador Julio Scherer García. Hoy su hija María Scherer,
principal accionista del grupo Proceso, está cediendo el control editorial a su
esposo, el panista Juan Ignacio Zavala, cuñado –nada menos– del ex presidente
Felipe Calderón… De muestra va este botón amarillista de pesadilla:
Hay otro pequeño grupo de
periodistas y comentaristas que siempre estuvieron en la oposición de los
gobiernos neoliberales y que se esperaba verlos asumir una posición sensata,
inteligente y crítica de un nuevo gobierno que heredó bastante más que siete
calamidades (Carmen Aristegui, Lorenzo Meyer, Sergio Aguayo y alguno más), sin
embargo muchas veces se pierden en sesudos análisis críticos de pequeñas
inconsistencias del gobierno de López Obrador, cuando hay tanto que rescatar de
su lucha contra la corrupción y por los que más necesitan apoyo. Parecería
que no han notado que cambió y mucho la conducción de este país y no dejan una
postura de oposición infantil. De Denise Dresser mejor no hablar porque
realmente alguna inexplicable enfermedad mental le ha hecho perder el juicio y
da mucha pena oírla.
Por último un consejo seguramente
innecesario: si usted, amigo lector, quiere informarse equilibradamente, sin
mentiras ni engaños, vea todas las mañanas, de lunes a viernes a las 7 am del
centro de México, las Conferencias Presidenciales (en vivo en el Canal 14 o en
YouTube a la hora que usted guste), donde López Obrador contesta a todos los
periodistas del país (de los grandes, medianos y pequeños medios) todas las
preguntas sin censura. Por cierto, estas conferencias de prensa diarias y
libres son únicas en el mundo, ningún otro presidente se ha atrevido nunca a
darlas. Ante tanta mentira y desinformación de los medios de prensa mexicanos
que están en una furiosa campaña contra López Obrador, éste ha encontrado en estas
conferencias un magnífico instrumento de respuesta e información.