Hace
un poco más de dos años escribí en este mismo blog, un artículo titulado “MÉXICO 2017, ¿QUÉ HACER?” donde
ofrecía una opinión sobre la situación política del país y de los distintos
partidos políticos que aparecían en el panorama electoral. De ese artículo –que
usted, estimado lector, puede consultar– hoy en enero de 2020 no quito ni un
punto ni una coma, salvo el párrafo donde hago un juicio sobre Andrés Manuel
López Obrador (AMLO) que ahora rectifico al verlo actuar al frente del gobierno
mexicano.
Debo
reconocer que López Obrador –a pesar de su orígen priísta y de varios
impresentables colaboradores– ha dado razón a aquella canción que dice “…cambia,
todo cambia…” La personalidad del ahora Presidente de México es la de un
estadista íntegro y muy sagaz que ha cambiado para bien rasgos de una
personalidad intransigente y mal humorada (abundante y oportunamente
magnificada por la derecha mexicana dueña de los grandes medios de difusión)
por los de un gobernante tolerante y sereno que siempre encuentra un pase
taurino al lidiar con la poderosa y corrupta mafia del poder mexicano
(dirigentes del PRI y el PAN y varios grandes empresarios) y el gobierno
agresivo y absurdo de Trump.
Comencemos
por comentar que el pueblo mexicano se hartó de tanta corrupción e impunidad,
de tanto robo de gobernantes como de muchos empresarios, por lo que su
expresión en las urnas fue de tal proporción que por primera vez en muchísimos
años resultó imposible que el PRI (Partido Revolucionario Institucional) y el
PAN (Partido de Acción Nacional), siempre gobernando juntos, pudieran recurrir
a sus acostumbrados fraudes electorales con el apoyo del Instituto Nacional
Electoral (INE). El partido MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional) de
López Obrador logró un triunfo absoluto con mayoría en ambas cámaras legislativas,
así como en varios gobiernos de los estados y municipios. De tal magnitud fue
la victoria que esta vez el INE (antes IFE) no pudo rescatar al neoliberalismo
y organizar un nuevo fraude. Realmente fue un triunfo avasallante que sólo un
tonto podría no reconocer. Bueno… hay un par de imbéciles que siguen cayendo en
el más profundo descrédito por no reconocer la aplastante victoria de AMLO y sus
sanos primeros pasos en el gobierno. Ellos son los ex presidentes Vicente Fox y
Felipe Calderón que no paran de tuitear estupideces en una verdadera
demostración de insensatez y poca inteligencia. No aprenden una vieja sentencia
mexicana: “Calladito… te ves más bonito.” Por cierto, no faltan los periodistas
enriquecidos que siguen cobrando los ataques al nuevo gobierno (Carlos Loret de
Mola, Ciro Gómez Leiva, etc.).
Primeras medidas
La
primera medida del gobierno de AMLO fue única en todo el planeta. Jamás un
presidente se había atrevido a realizar una conferencia de prensa diaria frente
a todos los medios nacionales e internacionales sin ninguna censura, con toda
la libertad de preguntar hasta los temas más espinosos y contestarlos hasta que
el reportero quedara satisfecho. Esta formidable herramienta para conocer sus
opiniones, que es trasmitida por la televisión oficial (Canal 14, http://www.canalcatorce.tv)
de 7 am a 9 am y por varios canales de YouTube, ha resultado en el mayor éxito
político frente a los impenetrables y poderosos medios de prensa de la mafia del
poder. Las “conferencias mañaneras”, como se les dice coloquialmente, jamás
faltan y si el presidente sale de gira la realiza desde el estado que visita.
No
existe ningún presidente en el mundo que se enfrente todos los días a una
prensa mal intencionada y corrupta y salga siempre airoso de las más venenosas
preguntas (a partir de cínicas mentiras) que con toda calma y precisión desarma
y termina demoliendo al medio que las hizo. Así, diariamente, vemos pasar a
reporteros muy jóvenes que rápidamente son desbaratados hasta tener que mandar
reemplazos con veteranos “chayoteros” (periodistas acostumbrados al soborno que
una oficina de los gobiernos anteriores daba a un periodista para inducirlo a
informar según su conveniencia) que también la pasan mal y no regresan. Estas
Conferencias mañaneras tienen cada día mayor audiencia porque en ellas uno se
entera absolutamente de todo el quehacer político de México y han logrado
destronar a famosos periodistas corruptos que a esa misma hora disparaban
mentiras en sus programas. Muchas veces en la mañana, AMLO está acompañado por
algún secretario (ministro) o director de algún área que brindan mayores
detalles sobre temas específicos.
Es
oportuno decir que AMLO nombra indistintamente a los conservadores como
neoliberales o neoporfiristas, haciendo referencia a la dictadura de Porfirio
Díaz que ocasionó la Revolución Mexicana de 1910. Ha recuperado un término de
su gran admirado, el presidente Francisco I. Madero, que usaba contra la prensa
conservadora de la época revolucionaria: los
fifís. Esos fifís que instaron a los militares a fusilarlo a él y a una
turba linchar a su hermano Gustavo. Muchas mañanas la conferencia termina en
una espléndida clase de historia mexicana que López Obrador, empedernido lector
y escritor, da a los sorprendidos reporteros ignorantes del pasado. Vale la
pena recordar en este momento la abismal diferencia intelectual entre AMLO y
Peña Nieto, cuando éste último fue motivo de mofa al preguntársele en la Feria
del Libro de Guadalajara qué tres libros habían influido en su vida. El
iletrado, ya convertido en “totalmente palacio”[1]
presidente, no fue capaz de nombrar un solo libro y balbuceó haber leído algún
fragmento de la biblia.
En
las conferencias mañaneras AMLO machaca diariamente su proyecto de gobierno al
explicar una y otra vez que su meta es acabar con la corrupción y la impunidad
en el gobierno; atender las necesidades de los pobres primero; implementar
medidas inmediatas de austeridad republicana en la nueva administración;
impulsar leyes para considerar delitos graves la corrupción –en todas sus modalidades–, robo
de combustibles y fraude electoral; disolver el Estado Mayor Presidencial (8,000
elementos del ejército que cuidaban al presidente de la república); respetar la
Constitución Política de México por primera vez respecto a la independencia del
Poder Legislativo y del Poder Judicial que siempre estuvieron sometidos al
Poder Ejecutivo; convertir la tristemente famosa residencia presidencial de Los
Pinos en un espacio de arte y cultura (ahora el Presidente despacha en Palacio
Nacional que estaba vacío).
Como
parte de las primeras medidas de austeridad del gobierno, AMLO bajó a la mitad
su sueldo de presidente y decretó que ningún funcionario podría ganar más que
él. Quitó inmediatamente seguros privados de salud para altos funcionarios y un
sistema de “ahorro” imposible de justificar donde el alto funcionario invertía
el 10% de su salario y el gobierno le sumaba otro 10% más en su cuenta de
ahorro. Decretó que el gobierno federal no compraría ni rentaría ningún
automóvil nuevo para los funcionarios. Se acabaron los viajes en aviones y
helicópteros de gobierno y el mismo presidente comenzó a utilizar los vuelos
comerciales para trasladarse a los estados lejanos del centro del país. Puso a
la venta 72 aeronaves para uso de la Presidencia de la República (33 aviones y
39 helicópteros), entre ellos el nuevecito avión presidencial que tiene un
costo de 140 millones de dólares.
La lucha contra el “huachicol”
A
partir del primer día del nuevo gobierno comenzó una lucha frontal contra el
robo de combustibles (“huachicol”[2])
tolerado, promovido y muchas veces aprovechado por altos funcionarios de los
gobiernos anteriores. Aunque parezca mentira, en el sexenio de Peña Nieto se
robaban diariamente de los oleoductos que atraviesan el país el equivalente a una
quinta parte del consumo total nacional de gasolina, unos 150,000 barriles por
día, según cálculos de Reuters basados en datos oficiales. En algunos
casos, –aunque usted no lo crea– salía una larga manguera de las refinerías de
PEMEX hasta camiones tanques que cargaban la gasolina y nadie veía nada. Ese
combustible robado terminaba vendiéndose en gasolineras cómplices (muchas en
manos de funcionarios de gobierno) con un margen de utilidad fabuloso.
López
Obrador ordenó cerrar todos los ductos, quitar las tomas clandestinas y metió
al ejército y la marina para terminar con el robo descarado de combustible que
enriqueció a los gobernantes anteriores. Como podrá suponerse esta medida de
lucha contra el huachicol produjo un desabasto muy importante de combustibles
en casi todo el país. Largas colas en las pocas gasolineras que lograban
obtener combustible, racionamiento en la venta a los automovilistas, transporte
de gasolinas a los centros de distribución de PEMEX a través de camiones tanques
(pipas) para mantener cerrados los ductos, etc., etc.
Mientras tanto el gobierno de López Obrador se enfrentaba a los ataques de toda la prensa que se escandalizó por la falta de combustible y la posible paralización del país. Reclamaban los medios que no se iba a poder frenar el robo de combustible mientras la televisión mostraba las largas colas de automóviles y la desconformidad de unos pocos ciudadanos que se quejaban de las medidas del gobierno. La realidad era que la inmensa mayoría de los ciudadanos apoyaba la lucha contra el huachicol y aceptaba con paciencia el desabasto de combustible. A pesar de una enorme tragedia en el estado de Hidalgo cuando se incendió una toma clandestina con muchas personas aprovechando a robar unos pocos litros de gasolina, el gobierno controló este gigantesco despojo. Fue la primera y gran victoria de AMLO al frente del gobierno. La siguiente gráfica muestra la dimensión del triunfo contra la corrupción imperante en PEMEX y en el gobierno de Peña Nieto.
El Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México
Dentro
de las primeras medidas de gobierno AMLO canceló la construcción del Nuevo
Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), verdadero emporio de
corrupción que se montó cuidadosamente con todo el apoyo de empresarios y
medios de prensa corrompidos ya que las verdaderas intenciones era construir
este monstruo para favorecer con licitaciones amañadas y sobreprecios a grandes
empresarios cómplices y políticos enriquecidos de tanto robar metidos a
empresarios. Para ello abandonaron el Aeropuerto Internacional de Toluca
(construido con bombos y platillos para desahogar el Aeropuerto de la Ciudad de
México) que llegó a operar 4,1 millones de pasajeros y que ahora apenas 700 mil
pasajeros pasan por él al año.
Pero
la principal intención de los neoliberales (gobierno y empresarios) era
construir el NAICM en el vaso de Texcoco, lugar de un gran lago regulador que
evita inundaciones en las zonas urbanas del oriente de la ciudad y ayuda a
recargar los sobreexplotados mantos acuíferos de la región; lugar donde se
registra el paso de 250 tipos de aves que utilizan esta área con fines de
reposo, alimentación, formación de parejas y reproducción; es un humedal que no
sólo sirve a las aves y equilibrio ambiental, sino también a la gente pues con
su existencia se retienen enormes cantidades de polvo que de otra forma,
volarían en los alrededores afectando a los humanos con consecuencias a la
salud que van desde alergias, infecciones oculares, respiratorias y cutáneas,
incluso cáncer. Ni hablemos del suelo pantanoso que significaba el peor lugar
para construir un aeropuerto que implacablemente se iría enterrando en el lodo
y que los propios ingenieros que comenzaron la construcción lo reconocieron.
¿Por
qué cometer estos daños irreversibles de los restos del Lago de Texcoco? Fácil
respuesta: construir en el lugar que hoy ocupa el Aeropuerto Benito Juárez un
inmenso centro comercial y residencias de lujo al estilo de Santa Fe, espacio al
occidente de la Ciudad de México, pero de mucho mayor tamaño. Ya tenían listo
la compra de estos espacios por pocos pesos y su venta por muchísimos dólares
para beneficio de los de siempre.
La
propuesta de AMLO es mantener el actual Aeropuerto Internacional Benito Juárez
modernizando sus instalaciones con sus dos pistas en uso y ya se construye uno
alternativo con dos pistas donde hoy existe la base militar aérea de Santa
Lucía e incorporar al Aeropuerto Internacional de Toluca con su pista actual a
lo que sería un Sistema Aeroportuario de la Ciudad de México con cinco pistas
en lugar de las únicas dos que se habían proyectado en el NAICM al quitar el
actual aeropuerto Benito Juárez.
¡La
derecha y sus medios de difusión pusieron el grito en el cielo! ¡Así se acabará
México, vamos a una dictadura como Venezuela, se vendrá el peso mexicano al
suelo, nos comerá la inflación, se retirarán las inversiones extranjeras, la
desconfianza reinará en el país! ¡140 amparos judiciales promovieron para
evitar el fin del negociado! Llegaron al extremo de comprar un “dictamen
técnico” de una compañía extranjera que indicaba falsamente la imposibilidad de
usar los dos aeropuertos (B. Juárez y Santa Lucía) porque chocarían los aviones
en el aire…
Nada
de los augurios de la derecha conservadora (priístas, panistas, empresarios
voraces y sus medios de prensa) ocurrió. El peso mexicano en el último año está
entre las tres monedas más fuertes del mundo, la inversión extranjera creció el
7.8% respecto a la administración anterior, la inflación se ubica en el 3.18 %
anual, nunca ha habido más libertad de expresión en los últimos 40 años del
país, nunca antes en la historia de México el Poder Legislativo, el Poder
Judicial y la Fiscalía de la República habían sido autónomos (antes el
presidente les ordenaba qué hacer y decir).
Primero los más pobres
Es
necesario destacar que las zonas más ricas del país (abundante petróleo, agua,
zonas arqueológicas, maderas finas, fauna, etc., siempre fueron las más
olvidadas y pobres; ahora la nueva administración federal construye el Tren
Maya que unirá Tabasco, Campeche, Yucatán, Chiapas y Quintana Roo con servicios
turísticos, de carga y pasajeros en general. Este tren detonará el desarrollo
del sureste mexicano a la vez que se explotarán nuevos destinos turísticos y
arqueológicos. Se suma a este proyecto el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec que ya se construye con un paso ferroviario de
carga que competirá con el canal de Panamá en mejores condiciones económicas al
unir el puerto de Salinas Cruz en el Pacífico y Coatzacoalcos en el Golfo de
México.
Dos programas de
desarrollo para los más olvidados tienen un marcado éxito: Sembrando Vida y Jóvenes
Construyendo el Futuro. El primero es un programa de gran alcance que se ha
implementado en 8 estados (Chiapas, Tabasco, Veracruz, Yucatán, Campeche,
Quintana Roo, Durango y Puebla) ya que se trata de contratar con empleo
permanente (no temporal) a campesinos mexicanos y migrantes centroamericanos
para plantar árboles maderables autóctonos y frutales que repongan la
vegetación diezmada durante las administraciones corruptas anteriores y den
provecho económico y ecológico a mediano y largo plazo. Actualmente se llevan
contratados 400,000 campesinos que ya han sembrado 560,000 hectáreas de caoba,
cedro, hule, pimienta gorda, café, guanábana, canela, etc. Se espera seguir
contratando campesinos y sembrar 500,000 hectáreas más en 2020.
Los gobiernos
anteriores olvidaron a los jóvenes sin recursos que no podían estudiar ni
trabajar llamándoles “ninis” (ni estudian ni trabajan). Ahora la nueva
administración creó Jóvenes Construyendo
el Futuro que consiste en darles una beca de $3,600 para que se capaciten
durante un año en empresas y oficinas del sector público y privado, comercios,
talleres para aprender un oficio y poder incorporarse a la vida productiva. Los
dueños o responsables de los negocios serán los tutores responsables de estos
jóvenes entre 18 y 29 años que ya alcanzan la cifra de 900,000 becarios.
El nuevo
gobierno mexicano ofrece, además, apoyos como el Programa Nacional de Becas para el Bienestar (para alumnos de pre
escolar, primaria y secundaria); Pensión
para Adultos Mayores (ayuda económica bimensual universal para todos los
mayores de 68 años); Jóvenes Escribiendo
el Futuro (becas para jóvenes universitarios menores de 29 años); Beca para el Bienestar de las
Familias (apoyo económico para familias en extrema pobreza); Beca Universal (apoyo económico a
estudiantes entre 14 y 21 años de preparatoria); Programa de Crédito Ganadero a la
Palabra (este apoyo
consiste en entregar de una a 10 novillonas y hasta un toro por productor); Pensión para el Bienestar de las
Personas con Discapacidad (este apoyo está dirigido a niños y adolescentes de 0 a 29 años
que tienen discapacidad permanente y a personas que son parte de la población
indígena hasta 64 años); Tandas para el Bienestar
(este programa está dirigido a artesanos, comerciantes y muy pequeños
empresarios donde se les presta en un inicio seis mil pesos sin intereses,
abonando ese crédito con pagos mensuales de 500 pesos. Al terminar de pagar los
seis mil pesos, recibirán otro crédito de 10 mil pesos, luego de 15 mil y así
hasta llegar a 20 mil pesos).
Seguridad Pública
La seguridad pública de
las administraciones anteriores no sólo fue inexistente, sino que la dejaron en
manos de funcionarios defensores del narcotráfico. Esto no es mentira. La
prueba evidente de esta sinrazón es que el Secretario (Ministro) de Seguridad
Pública (Genaro García Luna) del gobierno del sinvergüenza Felipe Calderón está
preso en EEUU por narcotráfico. Pero antes, en el gobierno del ranchero bruto
Vicente Fox, García Luna fue titular del Centro de Investigación y Seguridad
Nacional (CISEN)…
El ex presidente Calderón
creó la Policía Federal que la destinó a cuidar los edificios y oficinas del
propio gobierno y solamente 10 mil elementos para la seguridad pública en un
país de 120 millones de personas. A efectos de comparación: Uruguay tiene
aproximadamente 30 mil policías nacionales con una población de poco más de 3
millones de habitantes. Es justo decir que en México existen cuerpos policiales
independientes en los estados y municipios, pero lamentablemente éstos ‒casi
todos‒ están copados por el narcotráfico y las bandas de secuestro y
extorsión. Pero ¡eso sí, los presidentes Fox, Calderón y Peña Nieto tenían
8,000 elementos militares en el Estado Mayor Presidencial para su protección y
custodia! Afortunadamente AMLO disolvió este cuerpo militar.
López Obrador optó por
crear la Guardia Nacional, un cuerpo
policial con una estructura militar con un total de 140,000 elementos
(actualmente ya se cuenta con 70,000). La Guardia Nacional no pudo ser puesta
en marcha inmediatamente porque se necesitaba la aprobación del Poder Legislativo
y el 15 de marzo de 2019 se aprobaron las reformas constitucionales necesarias
para comenzar a reclutar y capacitar al personal correspondiente. El primero de
julio de 2019 comenzó a actuar este cuerpo policial a la mitad del total de
integrantes proyectado.
Es claro que de la noche a
la mañana no se podrán solucionar los gravísimos problemas de inseguridad
prohijados durante más de 30 años, aunque no faltan los críticos irreflexivos
(manipulados por los grandes medios) y los grandes medios (con sus ataques
reflexivos para volver a la gran corrupción y llenarse de dinero) que gritan a
los cuatro vientos que el gobierno de AMLO no ha dado resultados en el combate
a la delincuencia.
La apuesta de AMLO es
atacar las causas de la delincuencia (falta de trabajo, oportunidades y apoyos)
con los programas que le quitarán al narco y a las bandas de delincuentes el
fácil reclutamiento de los jóvenes olvidados, a la vez de poner una fuerte
presencia de policías a través de la Guardia Nacional.
El Ejército Mexicano
Hago un punto y aparte con
una opinión sobre el Ejército Mexicano, porque se ha constituido ‒además
del apoyo popular‒ en la principal fuerza de sostén de este gobierno progresista
inspirado en los mejores personajes de la historia mexicana (Juárez, Madero,
los hermanos Flores Magón, los generales Felipe Ángeles y Lázaro Cárdenas entre
otros).
Quienes conocemos
Sudamérica sabemos cómo han logrado los estadounidenses transformar la mayoría
de los ejércitos nacionales de Latinoamérica en verdaderos ejércitos de
ocupación que no sirven para nada más que reprimir a sus pueblos. Son siempre
la última defensa de las políticas neoliberales y no dudan en dar golpes de
estado cruentos contra gente desarmada. Ya se vio que cuando se enfrentan a
otro ejército se transforman en una bola de cobardes que mandan a los jóvenes
reclutas a la primera línea (Guerra de Las Malvinas).
El Ejército Mexicano es
distinto a todos los demás ejércitos latinoamericanos. No es un ejército de
castas. No se sienten por encima de la gente desarmada. No son racistas como el
ejército uruguayo (los invito a buscar un oficial de piel negra en sus filas).
Tampoco son admiradores del ejército alemán nazi como los uruguayos, argentinos
y chilenos entre otros. El Ejército Mexicano es producto de la Revolución
Mexicana, son gente sencilla ‒muchos de sus oficiales y toda la tropa provienen del campesinado y
los pueblos indígenas. Nunca dieron un golpe de estado. Sí han cometido
crímenes abominables: Tlatelolco, el Halconazo,
Aguas Blancas, Acteal, Tlatlaya, Ayotzinapa y muchos más. Pero nunca han sido
por iniciativas propias sino por cumplir órdenes de los gobernantes civiles de
turno, que son los verdaderos criminales. También es cierto que varios altos
mandos fueron corrompidos por los gobernantes de turno y por los
narcotraficantes, pero en general ‒especialmente la Marina‒
están limpios de corrupción y son escrupulosamente obedientes del gobierno
civil de turno. López Obrador sostiene que “el Ejército Mexicano es pueblo
uniformado” y buena parte de sus acciones (seguridad pública, construcción del
aeropuerto de Santa Lucía, combate al huachicol, etc.) se hacen con el apoyo
del Ejército y la Marina.
Es más, la columna
vertebral de la Guardia Nacional está integrada por soldados y marinos que han
recibido órdenes y capacitación en derechos humanos para erradicar las viejas
órdenes de los gobiernos anteriores de “mátalos en caliente que nosotros nos
encargamos de los derechos humanos…”.
Las vergüenzas del
gobierno de AMLO
No todo es color de rosa
en el gobierno de AMLO. Varios integrantes de su equipo son verdaderamente
impresentables y mal ejemplo de una verdadera transformación. Es inadmisible
que el actual director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Manuel Bartlett Díaz, sea el
organizador del fraude electoral contra Cuauhtémoc Cárdenas y a favor del
delincuente mayor de México: Carlos Salinas de Gortari. Es un abogado y
comunicólogo (profesiones ajenas totalmente a la CFE) con serias acusaciones de
enriquecimiento inexplicable, que yo sí me explico porque fue muchísimos años
miembro del PRI…
Otro que tira y pega: Esteban Moctezuma Barragán, connotado ex
priísta que fue coordinador de campaña, Secretario de Gobernación y Secretario
de Desarrollo Social con el ex presidente Ernesto Zedillo. Nada tiene que ver
su formación ni experiencia con la educación, pero ahí está.
Porfirio Muñoz Ledo, con sus cansados 86
años a cuestas, de los cuales 35 fue militante priísta y 18 Presidente Nacional
del PRI, ahora pertenece al Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA),
partido fundado por López Obrador, y es Presidente de la Cámara de Diputados.
Existen otros
impresentables miembros de MORENA y del gobierno de AMLO, como el escritor Paco Ignacio Taibo II, hoy Director
General del Fondo de Cultura Económica que, en el marco de una conferencia en
la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, se refirió públicamente a la
abrumadora mayoría electoral obtenida por Morena y que por ello le permitió
llegar al puesto actual con la expresión: “¡Sea
como sea se las metimos doblada, camaradas!” Es evidente que este hombre
responde absolutamente a la frase de AMLO "El poder atonta a los
inteligentes y a los tontos los vuelve locos".
Es reprobable también el
modo totalmente desaseado que impulsó AMLO para colocar al frente de la
Comisión Nacional de Derechos Humanos a Rosario
Piedra Ibarra, persona decente pero que no tiene más méritos que ser
la hija de la luchadora social Rosario Ibarra de Piedra, quien ha buscado
incansablemente a su hijo Jesús, guerrillero desaparecido en la década de los
70´s.
El futuro del gobierno
de López Obrador
La lucha contra la
corrupción y la impunidad, los programas de gobierno, la transparencia en el
manejo de las finanzas, la defensa incansable de la libertad de expresión, la
defensa de la democracia, el sagaz manejo político interno y externo, las muy
buenas labores de algunos colaboradores de su gabinete son incuestionables
‒aunque haya gente atontada por la incesante campaña de los grandes medios y
los cuestione. Es incuestionable también el apoyo popular a su trabajo que
nunca ha sido menor al 60% y ha llegado casi al 80%.
Es totalmente cuestionable
el tristísimo papel de su partido MORENA, integrado por una fauna política
variopinta que vienen de distintos partidos ‒fundamentalmente
del PRI y sus vicios‒ y que muchas veces son un verdadero lastre del gobierno de México
con divisiones de opinión, intentos de fraudes en elecciones internas, desencuentros,
opiniones poco inteligentes y contrarias al proyecto de AMLO. Tampoco existen
intentos de organización popular para apuntalar al presidente más votado en la
historia de México. Por todo ello no es fácil predecir cómo terminará este
sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Es mucho lo que hay que cambiar y, como
dice AMLO, el gobierno es un “elefante reumático” que hay que empujar para
sacarlo de los viejos vicios. Por el bien de México es deseable que esta
administración cambie al país, levante su imagen ante el mundo que cayó por los
suelos por una corrupción e impunidad nunca vistas en Latinoamérica.
[1] La expresión
“totalmente palacio” es tomada de la publicidad de una de las tiendas más caras
y lujosas de México, El Palacio de Hierro, cuyo dueño forma parte de la mafia
del poder. Los spots de la tienda siempre terminan con una voz seductora de una
mujer que dice “Soy totalmente palacio…” (pituca,
dirían en el Río de la Plata).
[2] El huachicol es una bebida alcohólica adulterada. Esta palabra del español mexicano también se usa para nombrar al combustible (gasolina o diésel)
adulterado o robado. Las personas que se dedican a la actividad ilícita de
robar y adulterar combustible y bebidas alcohólicas en México se conocen
como huachicoleros.
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