En
nuestro país vivimos una profunda crisis que abarca a las instituciones
públicas, los partidos políticos, a todos los niveles de gobierno y
–fundamentalmente– afecta a los mexicanos de a pie, a la gente sencilla y
trabajadora. Esta crisis tiene padre y madre muy conocidos: la corrupción y la impunidad.
Claro
que hay un sector que se ha beneficiado muy claramente con super ganancias, leyes
laborales a modo para explotar despiadadamente a los trabajadores, vergonzosas devoluciones
de impuestos y la libertad de actuar al margen de la ley con la protección del
Estado: bancos, medios de prensa, empresas constructoras, proveedores de
telecomunicación, petroleras y mineras nacionales y extranjeras, fabricantes de
automóviles, líneas aéreas (en detrimento de Mexicana de Aviación) y algunas empresas
más.
Para
que este sector beneficiado exista se necesitan funcionarios públicos corruptos
que garanticen la consecuente impunidad y así seguir recogiendo las “generosas mordidas”
de las grandes compañías. Y para que la impunidad exista se necesita una
invitada especial al festín de la corrupción: “la justicia” (así entre
comillas), esa tuerta, nunca ciega en México, que con un ojo cuenta las dádivas
de gobernantes, narcos y empresarios.
Falta
un invitado más, un poco incómodo, que juega un papel principalísimo en la
economía mexicana: el narcotráfico, que ha logrado –para beneplácito de
empresarios y gobernantes– que el 78% de la economía mexicana haya sido
infiltrada con su dinero sucio (ver http://aristeguinoticias.com/0511/mexico/78-de-la-economia-mexicana-infiltrada-por-el-narco-buscaglia/).
Así
se entiende la privatización de decenas y decenas de empresas que el gobierno
manejaba, hasta llegar a vaciar PEMEX, que prácticamente ya ni picha ni batea,
para permitir que “amigos-socios” puedan sacar el petróleo mexicano que, por
cierto, no se ha acabado, como nos quieren hacer creer. De haberse acabado,
¿qué hacen las más de 40 empresas interesadas en sacar el petróleo de México?
(Ver https://www.forbes.com.mx/estas-son-las-empresas-que-vienen-por-el-petroleo-mexicano/).
Es
importante señalar que entre las empresas petroleras que vienen a México están
Shell, Exxon Mobil, Chevron, BHP, etc., compañías que provocan y financian
guerras para derrocar gobiernos de países petroleros como Irak o Siria y así
acceder libremente a los hidrocarburos. Estos son los “socios” de PEMEX. Cómo
serán estas empresas petroleras que el gobernador de California, Jerry Brown,
recomendó en un encuentro con legisladores mexicanos, lo siguiente: “Al cambiar
el mercado de energía y tener esas compañías petroleras privadas hay que tener
una mano dura de regulación o se los van a comer vivos”. Y con los “listos” y
empinados gobernantes nuestros…
oOo
Frente
a este panorama que sufre la inmensa mayoría de los mexicanos, cabe la pregunta
¿qué hacer?
En
mi opinión –aunque nadie me la ha solicitado–, debemos enfrentarnos a esta
realidad organizadamente, de forma pacífica, solidaria y masiva. Es decir,
crear un frente democrático plural ‒mucho
más allá de las elecciones de turno‒ donde la decencia y el deseo de cambio
sean las consignas. Hay un antecedente en México que no debemos olvidar: el
Frente Democrático Nacional de 1988, con personalidades valiosísimas e
incorruptibles que hoy nos hacen falta, como el Ing. Heberto Castillo.
El
panorama electoral, por ahora, no es una salida. En México no existe democracia
electoral, ni siquiera mínima, que garantice el conteo y respeto de los votos. Las
elecciones son manipuladas por el gobierno a través de los institutos
electorales a modo y la compra de votos de la gente extremadamente pobre que
por necesidad lo vende; para muestra vayan dos botones: las elecciones de 1988
que desconocieron el legítimo triunfo del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas por medio de
la “caída del sistema de cómputo”, acción que llevó adelante Manuel Bartlett
Díaz, intimidador de políticos de oposición, obispos, empresarios y medios de
información desde la Secretaría de Gobernación. O el fraude organizado por Fox
a través del IFE encabezado por Luis Carlos Ugalde –de tristísima memoria– para
desconocer el triunfo de López Obrador.
Tampoco
son opciones ninguno de los partidos políticos llamados “de izquierda” que
legitiman la farsa electoral. Partidos integrados ‒y en casi todos los casos
dirigidos‒ por viejos priístas que jamás abandonaron sus mañas llegando a
corromper sus estructuras y funcionamientos. Estos ex priístas corruptos,
voraces, oportunistas y vividores del estado mexicano, que se salieron del PRI
por no tener más oportunidades de lucrar dentro de ese instituto político fueron
haciendo a un lado a los verdaderos dirigentes de izquierda mediante toda una
gama de ardides que aprendieron en las grillas políticas de su anterior partido,
vaciando de decencia y contenido popular a organizaciones que terminaron en
verdaderas tribus corrompidas.
Con
estos nuevos “izquierdistas”, sin méritos ni cambio ideológico alguno, los
partidos “progresistas” llegaron al colmo de hacer fraudes en sus elecciones
internas, de aceptar en sus filas a verdaderos enemigos del pueblo mexicano que
llegaron con las manos manchadas de represiones y un gigantesco fraude
electoral como Manuel Bartlett Díaz; o Esteban Moctezuma, ex secretario de
Gobernación de E. Zedillo; o Armando Guadiana Tijerina, empresario priísta
hasta el 2012 y ahora precandidato de Morena a la gubernatura de Coahuila; o
Manuel Camacho Solís, ex Regente de la Cd. de México con Carlos Salinas; o
Ricardo Monreal, ex priísta y ex gobernador de Zacatecas por el PRD; o Porfirio Muñoz Ledo,
ex presidente nacional del PRI; o Evaristo Hernández Cruz, ex alcalde por el
PRI del municipio Centro de Tabasco y que en 2016 se sumó a Morena; y la lista
sigue con muchísimos nombres más de gente que al perder posiciones en el
Revolucionario Institucional simplemente se pasaron impunemente a la
“izquierda”. No incluiría en estas largas listas al Ing. Cuauhtémoc Cárdenas
quién se unió a la izquierda ya hace muchos años y sin un perfil de corrupción
o ambición como los anteriores, a pesar de los ingentes esfuerzos del PRI y el
PAN por encontrarle alguna corruptela en su pasado.
Capítulo
aparte merece López Obrador, también ex priísta (presidente estatal del PRI en
Tabasco y diversos cargos públicos de distintos gobiernos del tricolor). Sin
duda ha sido objeto de campañas feroces contra su persona por parte de la
derecha, la mayoría totalmente injustas y mentirosas. Pero no se puede negar
que en aras de lograr la presidencia de México ha demostrado una ambición sin
límites que lo ha llevado a torpezas y oscuros enjuagues políticos por no
enfrentar a detractores connotados como el mocoso presidente del PAN, Ricardo
Anaya, o el más que turbio presidente del PRI, Enrique Ochoa, que lo han
desafiado públicamente a debatir sobre corrupción (¡!) y no ha aceptado en una
clara evidencia de tener “cola que le pisen”.
No
debemos olvidar que ha sido gente afín a él la que ha recaudado ‒escandalosamente‒
dinero sucio (práctica diaria y sin videos, llevada hasta los extremos por el
PRI y el PAN) como René Bejarano, que llegó a ser su secretario particular; o
el reciente video donde se ve a la diputada por Morena Eva Cadena.
Todos
sabemos que el mayor patrimonio de la izquierda siempre ha sido la decencia, sin
embargo, Morena no lo ha entendido así. Morena es un grupo político rejuntador
de votos de donde sea (para que luego no se los cuenten… pero mientras tanto legitiman
las fraudulentas elecciones). La izquierda verdadera que quiere acabar con la
explotación del hombre por el hombre, que quiere cambiar el rumbo de este mundo
contaminador, corrupto y guerrerista sabe que el más pequeño caso de corrupción
en sus filas (así sea microscópico), siempre será usado ferozmente por la
derecha con sus medios periodísticos comprados.
Y
cuando hablamos de decencia debemos incluir no sólo a los dirigentes máximos o
caudillos ‒como en este caso‒, por ello no debemos olvidar la famosa frase
atribuida al Divino Cayo Julio César que hace referencia a la importancia que
tenía en la sociedad romana la mujer del César. Según la historia, Julio César
se divorció de Pompeya Sila al poco tiempo de ser ungido emperador, porque ella
asistió a una Saturnalia, orgía sexual que se permitían las damas romanas de la
aristocracia en algunas oportunidades. Anunciado el divorcio, las más
conspicuas matronas del patriarcado romano pidieron a Julio César la
revocatoria de su divorcio ya que su esposa, Pompeya, había asistido sólo como
espectadora y no había cometido algún acto deshonesto. Julio César contestó:
“La mujer del César no sólo debe ser honrada, sino además parecerlo.”
Planteados
estos temas, volvamos a la creación de ese Frente
Democrático Plural, que debería reunir a personalidades (afines o no a
algún partido), trabajadores, sindicalistas honestos, campesinos,
universitarios, estudiantes, maestros, líderes de las colonias, periodistas,
artistas, jubilados y pensionistas, en fin todo mexicano honesto que suscriba un
programa de acción democráticamente discutido por un cambio real en el país que
termine con la corrupción gubernamental, que reivindique la honestidad y
decencia de las mayorías, y que ponga al frente personas con experiencia en la
organización de un movimiento de masas.
El Frente Democrático Plural deberá salir
a dar una lucha ideológica implacable contra el capitalismo salvaje (hoy
nombrado “neoliberalismo”), y luego de esa lucha por esclarecer a la gente,
conquistadas muchas personas, organizarlas y movilizarlas para exigir los
derechos del pueblo trabajador. No va a ser fácil esta batalla contra los
bombardeos de mentiras y engaños de los grandes medios.
¿Cómo
dar esa lucha? Con una militancia permanente, diaria, que vaya a tocar todas
las puertas, persona por persona, con mucha paciencia, platicando con la gente,
dejándoles un pequeño folleto con ideas claras que provoquen la reflexión. Y
luego volver y volver a platicar, enfrentando lo que dijo ayer la prensa,
explicando cómo nos engañan y por qué lo hacen. Poco a poco se encontrará
respuesta positiva de mucha gente que habrá que organizar para que ellos se
sumen a esta labor y así crear comités de esclarecimiento en las colonias, en
las comunidades, en las escuelas universitarias, en los pueblos, etc.
Hacer
de los comités un instrumento de solidaridad y ayuda. Lograr que la gente sea
sensible ante las dificultades de los demás, que no mire solamente por sus
problemas, porque individualmente no logrará superarlos. Precisamente el
individualismo y el engaño es lo que promueve el capitalismo salvaje; el Frente
deberá contrarrestarlo con la solidaridad y la verdad.
De
esta batalla gigantesca, surgirá la autoridad popular que alcanzará con su
lucha que la democracia gane espacios, que las elecciones se respeten, que los
votos cuenten. Esta autoridad popular, es decir el Frente Democrático Plural, con una dirección colectiva y
democrática, donde quede fuera el caudillo que impone su punto de vista y que
los demás aceptan bajando la cabeza y dicen: “Sí, señor candidato”, como en el
PRI, por temor a perder el hueso.
Este
frente estará integrado por compañeros
y no por “señores”, y habrá lugar para quien piense distinto y quiera dar su
opinión. Este frente será el germen que cambie el triste destino maquilero de
México por uno luminoso y muy distinto: un país agropecuario industrial atendiendo la vocación campesina de los
mexicanos. Tema éste, que será objeto de otra nota para esta publicación.
Cédar
Viglietti (artículo publicado en 2017 en la
Revista Revolución de
la Universidad Popular Ambulante del sureste de México)
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