martes, 6 de noviembre de 2012

RETAZOS CON HUESO


Andrés Segovia

Cuando el guitarrista español Andrés Segovia vivió en Montevideo, entre 1937 y 1946, ofreció –para disfrute de los uruguayos– numerosos conciertos en el país. En una oportunidad interpretó una obra española a gran velocidad que asombró al público acostumbrado a oírla mucho más lenta. Al terminar el concierto, un crítico de música de un conocido periódico lo esperó al final del concierto y sin mayor prudencia le descerrajó una pregunta que tenía más tono de crítica que de interrogación:
–Maestro, ¿por qué toca usted tan rápido esa pieza española?
Al instante y sin pensarlo dos veces el guitarrista español contestó:
–¡Porque puedo!

Andrés Segovia

Miguel Aceves Mejía en Uruguay

En Uruguay, el más famoso cantante mexicano por los años 50´s y 60´s fue sin duda Miguel Aceves Mejía. Ni Pedro Infante ni Jorge Negrete alcanzaban la popularidad que el “Rey del falsete” tenía en el pequeño país del Plata. La explicación de este fenómeno de popularidad se debía a que la esposa de Aceves Mejía, Rita Martínez, era argentina y el cantante iba con frecuencia a ese país a diversas presentaciones acompañadas siempre de un gran éxito. Llegó incluso a tener una buena amistad con el entonces presidente argentino Juan Domingo Perón.
En una oportunidad cruza el Río de la Plata y emprende una pequeña gira por Montevideo y Salto, ciudad al noroeste de Uruguay. En un avión DC 3 parte de Montevideo a Salto haciendo una escala técnica en Tacuarembó, departamento del centro del país. La gente de Tacuarembó se enteró de esta escala donde viajaba Aceves Mejía y se aglomeró en la pista de pasto donde bajaría el avión para solicitarle al cantante mexicano que les interpretara alguna canción. Miguel, en una demostración de sencillez y cariño por el público uruguayo se bajó del avión con su mariachi y a la sombra de una de las alas de la aeronave, sin micrófono y al aire libre deleitó con su voz a los cientos de asistentes que agradecieron con gritos y aplausos las canciones del cantante nacido en Chihuahua.

Miguel Aceves Mejía

La muerte de Amado Nervo

A pesar de la distancia tan grande entre México y Uruguay ha habido acontecimientos que unieron a estos dos países que han marcado mi vida y han dado motivos para esta breve crónica de “retazos con hueso”, popular nombre de la carne más barata del país azteca. Uno de los más importantes fue la muerte de Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo y Ordaz, notable escritor, periodista y diplomático mexicano que se hizo llamar Amado Nervo y que llegó a ser una gloria latinoamericana de la poesía.
En 1918, Amado Nervo recibió el nombramiento de ministro plenipotenciario de México en Argentina y Uruguay simultáneamente, pero fijó su residencia en el Parque Hotel de la Playa Ramírez de la capital uruguaya. Allí fue donde un sábado 24 de mayo de 1919 murió de insuficiencia renal lejos de su tierra mexicana.

Amado Nervo de meses en brazos de su nana.
Amado Nervo muy pequeño con su nana.

Uruguay y todos los países de Latinoamérica se conmovieron ante la muerte del poeta mexicano que recibió honores de Jefe de Estado siendo designado por el parlamento uruguayo como  "Príncipe de los poetas continentales". Su velatorio se instaló en las escalinatas de la Universidad de la República con la asistencia del Presidente uruguayo Baltasar Brum y sus ministros. Tres días de Duelo Nacional enmarcaron las ceremonias y su féretro fue llevado al Panteón Nacional donde permaneció un tiempo ya que entre los honores dispuestos estaba la construcción de un ataúd-mausoleo de mármol uruguayo. Una vez ejecutado el mismo y en otro día de duelo nacional, se le llevó al puerto de Montevideo donde lo aguardaba el Crucero de guerra “Uruguay”, buque insignia de la flota que lo conduciría custodiado por cadetes de la Escuela Naval hasta su México natal. A la salida del puerto lo esperaba un crucero argentino de la Escuela Naval, que seguía a la nave uruguaya. En Río de Janeiro aguardaba el buque “Barroso” con los jóvenes navales brasileños, también en Venezuela y Cuba  se unen buques de guerra a acompañar al poeta nayarita (originario del estado de Nayarit) hasta el puerto de Veracruz.

Amado Nervo

Concierto del Sur de Manuel M. Ponce

En nota anterior decíamos del privilegio de que Uruguay haya acogido al gran guitarrista Andrés Segovia durante y después de la Guerra Civil Española porque su presencia atrajo a varias figuras de la música así como estrenos de obras de compositores que de otra manera no hubieran llegado a Montevideo. Un caso fue el estreno en 1939 del Concierto en re mayor para guitarra y orquesta del compositor italiano Mario Castelnuovo-Tedesco que se realizó en Montevideo, interpretado por Andrés Segovia y la Orquesta Sinfónica del SODRE.

Los protagonistas del concierto.
Lamberto Baldi, Manuel M. Ponce y Andrés

El caso que ocupa esta nota fue otro estreno notable el 4 de octubre de 1941 del Concierto del Sur para guitarra y orquesta del músico zacatecano (originario del estado de Zacatecas) Manuel María Ponce, interpretado por Segovia y la Sinfónica del SODRE, dirigida por el director italiano Lamberto Baldi y no por el mexicano como comúnmente se cree. En esa misma velada musical Ponce sí dirigió tres de sus obras: Suite en estilo antiguo en versión orquestal, Chapultepec y Poema elegíaco. Según las crónicas de la época el éxito de la música de Ponce fue extraordinario. Este Concierto del Sur se presentó inmediatamente en Buenos Aires y allí sí dirigió la orquesta el propio Ponce además de interpretarse otras obras suyas como Ferial, Estampas nocturnas y el Concierto para piano y orquesta.
Es de destacar que Ponce dudó mucho en escribir el Concierto del Sur para su amigo Andrés Segovia por miedo a que la guitarra –con sonido tan íntimo– no pudiera enfrentar a los “tutti” de la orquesta. Al respecto veamos un testimonio que el propio Segovia dejó sobre la creación de este magnífico concierto:
“Desde la primavera de 1926, los temas principales de esta obra ya germinaban en el espíritu de Ponce, pero las circunstancias de mi vida errante, que nos separaron por largos años, le impidieron continuarla y llevarla a su fin. La obra esperó hasta que, venciendo miedos y dudas sobre la factibilidad de escribir para guitarra con acompañamiento orquestal, Mario Castelnuovo-Tedesco se adelantó a Ponce, completando su hermoso Concierto en re mayor. El mismo Ponce dirigió la orquesta cuando toqué el concierto de Castelnuovo-Tedesco en México, y esa inolvidable experiencia fue justo el aliciente que el compositor mexicano necesitaba para exhumar y revivir sus temas y trabajar en ellos con ardor. Cuando llegué a mi casa en Montevideo unas semanas después, me esperaban ya los primeros frutos de su labor. Con esa admirable paciencia que ennoblecía todas sus empresas, ya fueran mecánicas o espirituales, Ponce escribió el concierto en el mejor papel aéreo y me lo envió, una sección tras otra, para su prueba final en la indomable guitarra."
Cierro esta nota con un fragmento de la crítica musical que Ponce realizara en mayo de 1923 en el diario El Universal con motivo del debut de Segovia en México. El compositor mexicano compara a Segovia con el violoncelista Pablo Casals y escribe que escuchar la guitarra de Segovia había sido: "…experimentar una sensación de intimidad y bienestar hogareño, evocar remotas y suaves emociones envueltas en el misterioso encanto de las cosas pretéritas, es abrir el espíritu al ensueño y vivir unos momentos deliciosos en un ambiente de arte puro..." 

Después del concierto.
Sentados: Segovia, Paquita Madriguera (esposa de Segovia), Ponce y Eduardo Fabini.

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