Con la influencia anglosajona de la fiesta de Noche de Brujas, o Halloween, en que aparecen monstruos, vampiros, brujas y fantasmas, México ha olvidado a sus propios personajes del Día de Muertos, como la famosa Catrina que tantas veces dibujó José Guadalupe Posada. Diego Rivera también pintó a la Catrina en su mural Sueño dominical de una tarde en la Alameda Central y la vemos bailoteando en los cartones del juego de La lotería.
La Muerte adquiere muchos nombres: La Pelona, la Flaca, la Fría, la Apestosa, la Huesuda, la Calaca. José Guadalupe Posada la representa con un sombrero de ala ancha, lleno de flores y unos dientes que se adelantan intentando sonreír, pero en realidad van a morder.
Nuestra tradición de Día de Muertos no se hace con hechizos, encantamientos ni horripilantes caracterizaciones, sino con historias, relatos, cuentos y leyendas que han perdurado en la memoria de los mexicanos durante siglos.
Fragmento de un artículo de Elena Poniatowska, escritora y periodista mexicana.
La Muerte adquiere muchos nombres: La Pelona, la Flaca, la Fría, la Apestosa, la Huesuda, la Calaca. José Guadalupe Posada la representa con un sombrero de ala ancha, lleno de flores y unos dientes que se adelantan intentando sonreír, pero en realidad van a morder.
Nuestra tradición de Día de Muertos no se hace con hechizos, encantamientos ni horripilantes caracterizaciones, sino con historias, relatos, cuentos y leyendas que han perdurado en la memoria de los mexicanos durante siglos.
Fragmento de un artículo de Elena Poniatowska, escritora y periodista mexicana.
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